viernes, 15 de enero de 2010

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La rana y el alacrán




Tal como he reseñado en una anotación anterior, me preocupa la naturaleza de las personas, la humanidad y los valores éticos, porque la situación actual de la crisis los está haciendo cambiar.

Todos los excesos habidos en periodos anteriores, por el efecto de la crisis, ahora estan pasando factura, en general, pero me gustaria reseñar a un tipo particular de personas, porque ahora más que nunca, resultan un espécimen social peligroso por el abuso que hacen de "las buenas personas", y quiero destacar a los especuladores, nuevos ricos y personas que han vivido por encima de su nivel, que sin querer hacer una "cura de humildad", hoy siguen utilizando sus habilidades especulativas para convertirse en impagadores profesionales y arrastrar a la ruina a quienes puedan.


Brévemente, me gustaria reseñar la fábula de la rana y del alacrán que es muy alusiva para ilustrar a lo que me refiero.


Cuentan las voces de la naturaleza que un día se encontraba un alacrán en una orilla del rio queriendo atravesarlo, pero como que no sabía nadar, iba llamando la atención a todo aquel que se pasaba para que le ayudara a pasar. En el rio paraban todo tipo de animales, ciervos, lobos, jabalies, ... pero ninguno de ellos quiso hacerle caso al alacrán.


Al final, una rana que estaba próxima en unas piedras, le dijo al alacrán : "Es mejor que no insistas, cambia de camino, porque nadie te ayudará a cruzar el rio porque todos tienen miedo a que les claves tu agijón"


El alacrán, molesto y arrebatado, le respondió a la rana : "Por favor, ayúdame, no soy un alacrán como los demás, soy bueno, justo y honesto, y quiero atravesar el río porque tengo que mantener a mi familia que se encuentra al otro lado. Si me ayudas sabré recompensarte"


La rana, escuchó y escuchó todos sus argumentos, siempre palabras grandilocuentes a través de las cuales argumentaba su honestidad, sus buenos modos, su generosidad, y el hecho que nunca le habia hecho daño a ningún otro animalito.


Dudó y dudó, pero al final el alacrán esgrimió un argumento de fuerza moral : "Mira rana, voy a ser muy sincera contigo, si me ayudas a pasar, ten por seguro que te perdonaré la vida cada vez que nos encontremos porque sabré valorar lo que hoy has hecho".


Al final, la rana, cansada de tanta súplica, y, ante un beneficio tan generoso como el ofrecido, dudosa de comprobar si esa honestidad era existente en los alacranes, en un voto de confianza le dijo al alacrán : "Bien, voy a ayudarte a cruzar el río, te puedes subir en mi espalda, pero cuenta que si me picas con tu agijón moriremos los dos, por tanto, si en algo valoras tu vida, creo que serás inteligente y me sabrás respetar, y espero que cumplas tus promesas".


La rana se acercó a la orilla y dejó que el alacrán se posara en su espalda, para nadar lentamente hacia la otra orilla, advirtiendole de lo siguiente : "Alacrán, ahora vamos a cruzar el rio, pero agarrate fuerte porque cuando lleguemos a mitad del rio las aguas bajan más fuerte y no me gustaria que te pasara nada, además, yo voy a cumplir mi palabra y espero que tu cumplas la mía".


Llegando a la mitad del rio, en la zozobra de una caudal revuelto, el alacrán clavó su agijón en la espalda de la rana, y la rana agonizante, sin fuerzas para llegar a la otra orilla, le dijo : "Alacrán, porque lo has hecho, ahora voy a morir y no vamos a llegar a la otra orilla"


El alacrán, sin pensar le respondió : "Lo siento, pero es mi condición".






Creo que esta fábula ilustra muy bien mi precupación por la pérdida de los valores humanos y éticos. Por tanto, recomiendo alejarse de los alacranes y evitar ayudarles puesto que al final, son "las buenas personas" las que salen perjudicadas.