viernes, 20 de agosto de 2010

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Relatos empresariales



Observando mi entorno y las personas que conozco, concretamente empresarios de pequeñas PYMES, he llegado a una conclusión, y es que los elementos derivados del estres, denominados "TAC" (tabaco, alcohol y café) se han incrementado desmesuradamente en los hábitos de las personas que padecen los desórdenes del estres.

Pero lo paradigmático es que subyacen otros problemas de fondo que se esconden en las conversaciones casi confesionales entre cliente y consultor.

Y sirva como ejemplo este mini-relato que refleja las vivencias de un posible empresario, sus sentimientos y sus fustraciones ante la situación actual.

Voy a intentar recomponer en una única conversación lo que seria el discurso escuchado de pequeñas charlas (y le llamo discurso porque hay aspectos que se reiteran como si fuera un dialogo preparado) para explicar cual es la situación de partida.

Y consideremos, que cualquier parecido con la realidad, no es ficción, sino pura y dura realidad !!!

Y me cuentan : 

"En estos momentos estoy muy desorientado, por muchos esfuerzos que hago no veo que este avanzando, es un retroceso constante, no solo tengo que luchar con los clientes para vender, sino que veo que pierdo confianza en los proveedores, y el personal no hace nada, aun tienes que darle las gracias por venir a trabajar y no son conscientes de los problemas, es como si con ellos no fuera la crisis porque reciben su nómina y no son conscientes que sus errores suponen dinero. 

Que hago? Les descuento de la nómina lo que me cuestan sus errores? Pierdo todas mis energías intentando convencerles de que trabajen bien? Y nada !!! Todo sigue igual o peor. Desde luego, acabas el día y vas derrotado a casa, pero por si fuera poco llegar a casa es un problema. 

Me falta comprensión. 

Intento llegar a casa para disfrutar del merecido "descanso del guerrero" y me tengo que poner la coraza porque empieza la otra guerra". Cuando ya consigo colocar a todo el mundo, y me meto buenamente en la cama como puedo, hay días que me despierto sobresaltado y asalto la nevera. Como por comer para matar la ansiedad, aunque solo ocurre puntualmente. La mayoría de veces me siento en el sofa sin hacer nada dejando pasar las horas y musitando el hipotético día siguiente. 

Me encuentro al borde del precipicio, lo único que ahora ya le he perdido miedo a la altura y estoy dispuesto a caer. No tengo miedo a dar un paso en falso, porque ya he tropezado, he caído y me he levantado, pero ahora no reconozco a mi cuerpo. 

Me doy cuenta que mi cuerpo no me acompaña. No me reconozco cuando me veo en el espejo. 

Me falta ilusión. He perdido toda la fuerza, todo mi capacidad resolutiv a, todo mi magnetismo y toda mi naturalidad para convencer. 

No tengo ganas de disfrutar. Destesto ver como los demás se divierten porque no me puedo creer que no tengan problemas y lo único que se es que necesito tranquilidad y soledad para poner orden a las ideas. 

Cuando me siento solo creo que empiezo a marcar el camino y voy dando forma a algunas ideas para solucionar los problemas, pero como puedo romper con todo? El día a día es pernicioso. Te absorbe. No te deja avanzar. Abandonarlo todo no es la solución !!! 

Lo que me preocupa es la pareja. Hay obligaciones. Hay compromisos. Y hasta había sueños pero se han visto truncados por esta situación. Han cambiado los roles en la pareja, y el acomodo, y la familia ahora tiene que movilizarse después de mucho tiempo ocioso. Todo es injusto y el problema es que no tengo a nadie con quien sincerarme y con quien compartir porque hablar por hablar tampoco me lleva a ninguna parte. 

Los que aparecen como grandes salvadores a veces son personas que se aprovechan y podrían ayudar honestamente, pero solo van a minutar y alargar los problemas para facturar honorarios (tal como los abogados). Siento que mi autoestima ha caído, y el día a día de mi vida navega por un mar con exceso de oleaje que me arrastra y no me lleva a ninguna parte. 

Me miro y no me veo. Me busco y no me encuentro y es porque mi mente esta dispersa. Me falta orden y concentración y marcar un plan de salida, pero tengo que contestar a muchas respuestas y lo único que veo es que estoy cada vez peor y no se que hacer, sin apoyo, ... Sin reconocimiento"


Esta claro que este discurso desprende muchos aspectos psicológicos que suponen un desorden y una dispersión de la realidad, con un conformismo ante los problemas que lleva a una "inactuacion por miedo a la toma de decisiones y a equivocarse", provocado por una falta de autoestima que esconde una desmotivacion provocada por los errores y la falta de confianza en volver a luchar contra las adversidades y tener capacidad para superarse.

La búsqueda de soluciones requiere el apoyo de un estímulo externo que actue de modo diligente, acompañando el proceso de cambio y en todo momento aportando seguridad a la persona que se encuentra desorientada para que retome su autoestima, potenciando la consecución de pequeños logros y metas en el tiempo para que sirvan como un estímulo de superación.